la calculadora echando humo,
el ángulo que alcanzo a ver
desde la ventana de la oficina
sentado sobre mi silla,
es un lugar de placer ,
donde quedan reflejadas mis miradas
que me son devueltas preocupadas,
aunque también nerviosas por empezar.
Ansiosas porque va a ser un reto,
un desahogo.
Elenco de sensaciones urbanas,
de responsabilidades viceversadas,
de sumas imposibles, de restas,
de neveras de estudiantes que repiten,
de esos de edad avanzada...
Espero que entre mis artículos de primera necesidad no se encuentren la “pleiesteision”, el “deuvedé” y la tele plana... o si.
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