Garganta del Diablo...

Buen inicio de viaje en tierras argentinas... Cuando has perdido el vuelo de ida, no te conformas con cualquier cosa al llegar a tu destino... Y tras tres días a caballo entre Madrid y Segovia (ya habrá tempo de colgar unas fotos de esta encantadora ciudad y su acueducto y su Casa Cándido...), desembarcamos en el Aeropuerto Internacional de buenos Aires, Ezeiza (Ministro Pistarinni), recogimos a nuestro amigo Jorge (que él no perdió el vuelo) y nos fuímos a toda velocidad al Aeroparque Jorge Newberry (merece la pena meterse entre pecho y espalda una choriceta con las distintas salsas que tienen, en uno de esos chiringuitos guarros guarros que hay entre el Aeroparque y el Estuario de la Plata...). Una vez allí, que es desde donde despegan la mayoría de vuelos internos (ésto es, de ciudades a ciudades del propio país), sacamos billetes para Cataratas de Iguazú, donde nos esperaban tres días de sol tropical, a camino entre Brasil, Argentina y Paraguay. Frondosa y verde vegetación, sobre una tierra rojiza (un mes más tarde seguía habiendo restos de esa tierra en mis zapatillas)...