Acerca de Telarañas...

Sin la ayuda de blogeros consumados,
sin alardes de saber que hay entre manos,
sin enlaces musicales y sin videos,
sólo letras, verso y prosa depravados.

Sin fotos de vacaciones recientes,
sin tutear a los desconocidos,
sin chaquetas de cuero, rebecas de lino,
sólo tertulianos, locos inconscientes.

Sin incidir mucho en lo profesional,
sin contar penurias de lo acontecido,
sin rezar cual monja, lo que no he vivido,
sólo presunciones, nada personal.

Sin entrar al trapo de los que critican
sin otra intención que la de humillar,
sin contar visitas hasta hacer millar,
sólo diversión, no escribir por publicar.


lunes, 21 de septiembre de 2009

Las de 30.


El sábado, en una conversación, un chaval de veintitres decía que había un montón de tías en la fiesta, pero que eran algo mayores... tenían treinta o treinta y dos años. Yo pensaba que a los tíos siempre nos han gustado las de treinta. Treinta es la edad perfecta de las tías. Cuando teníamos dieciocho años nos mirábamos a las de treinta y decíamos: -¡Joder!, cómo están las de treinta. A los treinta, nos siguen gustando las de treinta. Y a los que tienen cuarenta, cincuenta o más... les ves como se les escapan las miradas, a veces miradas normales, a veces lascivas, a veces verdes... a las mujeres de treinta. Pero a este chaval le parecían mayores...
al empezar la noche. Después, cambió la impresión que al principio tenía.

3 comentarios:

Laura dijo...

Me gusta esto.
Muy bueno. Yo creo que el de 23 debe ser el mismo que estas fiestas nos llamo a mi amiga y a mi "maduritas interesantes"...Será cabrón??!!

Anónimo dijo...

Qué bueno...a mi también me llamaron hace muy poco: Morenaza madurita...y me sentó fatal...que cabrón!...pero a mis 38 ya quisieran muchas de 20...

Orly dijo...

Cómo diría sabina... Amis cuarenta y pocos tacos ya ves tú... igual sigo de flaca... jajaja... esta juventud...

Repetir no es redundar, que es reiterar.

Reitero que lo que pienso, es redundar en lo que repito, y si repito lo que redundo y redundo en lo que pienso, reitero lo que no digo.