Acerca de Telarañas...

Sin la ayuda de blogeros consumados,
sin alardes de saber que hay entre manos,
sin enlaces musicales y sin videos,
sólo letras, verso y prosa depravados.

Sin fotos de vacaciones recientes,
sin tutear a los desconocidos,
sin chaquetas de cuero, rebecas de lino,
sólo tertulianos, locos inconscientes.

Sin incidir mucho en lo profesional,
sin contar penurias de lo acontecido,
sin rezar cual monja, lo que no he vivido,
sólo presunciones, nada personal.

Sin entrar al trapo de los que critican
sin otra intención que la de humillar,
sin contar visitas hasta hacer millar,
sólo diversión, no escribir por publicar.


viernes, 18 de septiembre de 2009

Gabilondo.

¿Alguna vez hemos nos hemos parado a pensar que vamos a disfrutar de un número de comidas limitado, de un número de situaciones felices limitadas, de un número de desgracias limitadas? Yo, la verdad, me lo había planteado a veces, pero no con la naturalidad con la que se lo escuché a Iñaki Gabilondo hace dos noches. Tiene muy clara la sensación de que todos nos morimos en un momento determinado y asume ésto con una naturalidad distinta a la del resto de los mortales. Él, al tener claro que un día "va a palmar", no ve tan importante cosas que los demás les damos importancia, como ser el mejor en su trabajo, o ser campeón del mundo en cualquier deporte, y quizás esta manera de ver las cosas, el no obsesionarse en alcanzar determinadas metas, le lleva precisamente a ser muy bueno en lo que hace, porqué seguramente el quitar importancia a hechos que a los demás nos pueden abrumar, le hace sobrellevar las situaciones con más objetividad y le permite sortear problemas y alcanzar sus propósitos de manera más sencilla que a los demás. Algo que también me hizo recapacitar, y parece una perogrullada, es que sólo hay dos formas de hacer las cosas: bien o mal, y el hacerlas mal te obliga a un sobreesfuerzo mayor que hacerlas bien y además enrarece el entorno al que afecta el que algo se haya hecho mal.

Qué cosas... mi abuelo decía que para hacer un trabajo bien primero había que prepararlo para que quedase perfecto y aún así, no era garantía de que lo hicieses regular, y quizás por eso hacía las cosas bien. Igual nos falta preparación.

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Repetir no es redundar, que es reiterar.

Reitero que lo que pienso, es redundar en lo que repito, y si repito lo que redundo y redundo en lo que pienso, reitero lo que no digo.