Acerca de Telarañas...

Sin la ayuda de blogeros consumados,
sin alardes de saber que hay entre manos,
sin enlaces musicales y sin videos,
sólo letras, verso y prosa depravados.

Sin fotos de vacaciones recientes,
sin tutear a los desconocidos,
sin chaquetas de cuero, rebecas de lino,
sólo tertulianos, locos inconscientes.

Sin incidir mucho en lo profesional,
sin contar penurias de lo acontecido,
sin rezar cual monja, lo que no he vivido,
sólo presunciones, nada personal.

Sin entrar al trapo de los que critican
sin otra intención que la de humillar,
sin contar visitas hasta hacer millar,
sólo diversión, no escribir por publicar.


jueves, 19 de marzo de 2009

Desde la butaca...

Bajaba yo todo ufano a Zaragoza, pensando que canción cantar. Nadie me dijo que había una puta lista. Al final, y como profeticé ayer, canté desde la butaca, y observé como la peña destrozaba canciones de Sabina, pero como dice Varona, no necesitamos cantantes, necesitamos valientes. A mi, más que cara de valiente, me debieron ver cara de temerario, porque cuando me fui a apuntar la lista estaba cerrada, incluso tratando de aprovechar amistades de artistas invitados, nos colamos en los camerinos del Principal (esta María es una crack), y traté de sobornar al tío de la lista, pero ni aún asi. Teníamos dos opciones. Volver a las cómodas butacas del Principal para ver a valientes destrozar las canciones que Sabina compuso porque pensaba que siendo cantante se follaba más, o quedarnos entre bambalinas, que se podía fumar, y beber. Nos abrazamos a la segunda opción, y entre artistas locales, humoristas, Panchos, De Diegos y Asuas, nos movimos hasta el resto del bolo. Labordeta, también invitado a la noche Sabinera, le hizo un guiño al espectáculo y en lugar de cantar algo del "Flaco", se marcó un tema suyo, y desapareció. No es que me importe mucho que desapareciese, pero había una señora, buscándolo como una loca para que le firmase un libro a su padre, José Julián, de 79 tacos, alegando que le iba a hacer mucha ilusión que Labordeta le firmase el libro. Labordeta, como digo, había desaparecido y la señora no se quería ir sin su libro firmado, asi que cogió por banda al primero que había pululando por camerinos para que le dedicara el libro a su padre, "usease" yo. Firmame tú el libro me dice la señora, yo le digo que como quiere que se lo firme, si como Orly, o como Labordeta... Qué cojones... como yo, que para eso estaba ahí, en el momento justo y en lugar preciso. No tuve mi minuto de fama cantando para un teatro Principal abarrotado, no. Cómo con algo me tengo que conformar, agarré el libro y se lo dediqué a José Julián, cantante y poeta, de un colega. He firmado un libro!!!! y esa fama es perenne. Luego me llevé una bronca, de un tío estirado de cojones, por andar con un trago por sitios no permitidos para la bebida, es decir, en el escenario cantando con todos "Y nos dieron las diez", (si es que la fama te cambia y no te das ni cuenta), hablé con el Gran Bob (vinos Chueca), nos tomamos unos cubatillas con la Bogus (esos que salen en La Vida sigue Igual), y me fui a Pancho a echarle la bronca por esconder la lista, por cambiar las fechas de Barcelona, y a preguntarles por su caché. Tenía clavada la espina del karaoke con este par de cracks, y la sigo teniendo clavada, pero me la quitaré... puede que con sorpresa...

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Repetir no es redundar, que es reiterar.

Reitero que lo que pienso, es redundar en lo que repito, y si repito lo que redundo y redundo en lo que pienso, reitero lo que no digo.