Acerca de Telarañas...

Sin la ayuda de blogeros consumados,
sin alardes de saber que hay entre manos,
sin enlaces musicales y sin videos,
sólo letras, verso y prosa depravados.

Sin fotos de vacaciones recientes,
sin tutear a los desconocidos,
sin chaquetas de cuero, rebecas de lino,
sólo tertulianos, locos inconscientes.

Sin incidir mucho en lo profesional,
sin contar penurias de lo acontecido,
sin rezar cual monja, lo que no he vivido,
sólo presunciones, nada personal.

Sin entrar al trapo de los que critican
sin otra intención que la de humillar,
sin contar visitas hasta hacer millar,
sólo diversión, no escribir por publicar.


viernes, 23 de enero de 2009

Demencia...













Disimulando, como si la cosa no fuera contigo,
te sentaste en el respaldo del banco de aquel jardín,
y con ojos ávidos de buscar lo inexcusable para ella,
viviste tres largos días de alquiler municipal.
No eran claros los motivos, ni la acción a investigar,
te alimentaba tu orgullo, tus celos, esa acusada inseguridad
que durante temporadas te empeñaste en ocultar.
Fuiste clavando navajas con filos, con doble hoja,
apuñalar por la espalda, en metáfora fatal,
la relación que buscabas con el amor de tu vida,
no es la mejor solución para acercarla de nuevo
a la virtud de ignorarte, al defecto de quererte.
Cada vez que de regreso, del curro de su oficina,
te veía chapuceando un trabajo que no es tuyo,
vigilar se te da mal, aunque esconderte es tu fuerte,
se le hacía el alma añicos, le daban ganas de odiar,
pues si algo la abrumaba, aparte de enamorarse
de un tío con mucha frente pero con poca cabeza,
de un cabezón muy demente, sin oficio y mucha jeta,
era adorar una historia que se acabó tiempo atrás,
cuando jugando en un parque y vigilados por mamás,
el ya trataba besarte, el quería conquistarte,
y arrancaba rosas rojas, y se pinchaba los dedos,
y consiguió enamorarte pasada la pubertad.
Pero decidió quedarse en esa estúpida edad,
pasando de madurar, siendo un burdo Peter Pan,
siendo un loco desquiciado sin nada que averiguar.

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Repetir no es redundar, que es reiterar.

Reitero que lo que pienso, es redundar en lo que repito, y si repito lo que redundo y redundo en lo que pienso, reitero lo que no digo.